Es el título de un libro escrito hace años por este viejo observador de la realidad política española. Viene a la luz de nuevo con el ánimo de invitar a reflexionaer sobre si hay algo de mínimo valor moral entre los que solamente miran para sí, aún a costa de los ingenuos que les siguen, siempre empujados por la invitación al odio hacia el resto de la Humanidad.
España no pude dejar de ser la que fue en sus mejores tiempos de paz y concordia, sobre todo, cuando todos los españoles nos encontramos ante el desafío de responder, codo con codo, a la calamitosa regresión moral, política, sanitaria y económica, que tenemos encima y que unos pocos están tomando por el comienzo de una vuelta atrás en la historia con la vista puesta en personajes como Stalin, Lenin o Hitler, contando con la ayuda del tan nefasto particularismo secesionista y de un partido herido hoy por la mediocridad de sus actuales dirigentes.
¿No es tiempo de bucear en la realidad para darnos cuenta de que, por encima de tal o cual simpatía personal, ha de predominar lo que cada uno de nosotros puede hacer para que salga adelante el proyecto político que intenta y puede abrir horizontes de esperanza a base de saber hacer y trabajar en libertad, generosidad y responsabilidad de los más capaces en beneficio de todos?
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